En el Warung marcamos el 2

Antes de empezar tenemos que disculparnos por nuestro silencio todos estos días…el trabajo aprieta y escribir en el Warung tiene que ser algo divertido, relajado, si se convierte en una carga deja de serlo y es mejor tomar distancia. Pero bueno, intentaremos compensar esta ausencia con una breve puesta al día de cómo está yendo el año electoral.

El pasado 9 de abril los indonesios escogieron a los consejeros que les iban a representar en el DPR y el DPD durante los próximos 5 años. Asimismo, las elecciones legislativas, iban a determinar también qué partidos tendrían la posibilidad de nombrar un candidato a la presidencia, ya fuera por cuenta propia o mediante una coalición. Pues bien, las elecciones se llevaron a cabo sin la mayor problemática y de los resultados se pudieron extraer las siguientes conclusiones.

En primer lugar, se confirmó la debacle, más que previsible, del Partai Demokrat (PD) del presidente saliente Susilo Bambang Yudhoyono (SBY). La plataforma política creada en 2003 para que SBY pudiera acceder a la presidencia, que en 2009 había conseguido el 26% de escaños en el DPR y le había permitido mantenerse en el palacio presidencial por un segundo mandato, dejó de tener mucho sentido si ya no podía nominar a su líder. Las guerras internas para la sucesión y una serie de escándalos de corrupción al final de la legislatura lo acabaron de hundir. El PD obtuvo en las pasadas Pemilu el 10,2% de los votos, cerca del 10% menos que en 2009.

La segunda de las conclusiones hace referencia a los partidos de corte islámico. Desde 2004, la tendencia parecía indicar que la presencia de estos partidos en el parlamento indonesio iría disminuyendo como consecuencia de la naturaleza catch-all que iban adoptando los partidos nacionalistas mayoritarios. El islamista PKS era la excepción, pero a pesar de ser el cuarto partido más votado en 2009, sólo contaba con el 7,9% de los votos. Las elecciones del pasado mes de abril parecen haberle dado la vuelta a esta tendencia y a la preeminencia del PKS entre los partidos islámicos. El aumento de votos más sorprendente es el del PKB, que prácticamente ha doblado sus resultados (de 4,94% en 2009 a 9,04% en 2014); mientras que tanto el PAN como el PPP han aumentado ligeramente sus apoyos (entre un 1 y un 2%). Por el contrario, el PKS, afectado por un escándalo de corrupción que manchó hasta la cúpula del partido, ha visto reducido su porcentaje de voto en un 1,5% y ha pasado de ser la cuarta fuerza política a la séptima con un 6,79% de los votos. Este cambio de tendencia podría hacer pensar que la sociedad indonesia vuelve a confiar en los partidos religiosos tradicionales (PKB, PAN y PPP) como posible alternativa a los partidos nacionalistas ya que estos no han sido capaces de atajar los principales problemas que afectan la vida política de los indonesios como son la corrupción y la desigual distribución de la riqueza. Sin embargo, algunos analistas consideran que el auge de los partidos islámicos no vino dado por un giro hacia una mayor presencia del Islam en la política, sino más bien por las buenas decisiones que estos tomaron a la hora de preparar su campaña electoral. A modo de ejemplo, es interesante tener en cuenta aquí la nominación del “Elvis” indonesio como cabeza de cartel del PKB.

Tercero, los partidos que contaban con los candidatos presidenciables de mayor aceptación entre los votantes indonesios, vieron aumentados sus apoyos considerablemente respecto a sus resultados en 2009. El caso más flagrante es el del partido Gerindra, la plataforma electoral de Prabowo Subianto, quien desde 2009 ha estado haciendo campaña y promocionándose como futuro presidente de la República de Indonesia. En 2009, Gerindra obtuvo el 4,46% de los votos, mientras que en las pasadas elecciones legislativas del mes de abril obtuvo el 11,81%. El segundo caso es el del PDI-P. Gracias a la popularidad de Joko Widodo (Jokowi), el hasta entonces gobernador de la Región Especial de la Capital Yakarta, el partido de la expresidenta Megawati Sukarnoputri obtuvo el 18,95% de los votos y fue el partido más votado. Mejoró en casi 5 punto porcentuales sus resultados de 2009 (14,03%) y estuvo cerca de poder nominar a Jokowi sin la necesidad de formar una coalición ya que obtuvo el 19,5% de los escaños en el DPR. Algunos analistas consideraron que de haber nominado a Jokowi mucho antes, algo que Megawati no quiso hacer bien por cabezonería, bien por miedo a perder las riendas del partido, el PDI-P hubiera obtenido mejores resultados.

Hay otros aspectos interesantes a analizar después de los resultados de las Pemilu de abril, como la aparición de una nueva fuerza política como NasDem, o la incapacidad del Golkar de aprovechar la debacle del PD, pero para el Warung, los tres mencionados más arriba son los de mayor relevancia.

Así, a raíz de los resultados de las elecciones legislativas del pasado abril, las presidenciales se presentaron de la siguiente manera. Dada la popularidad de Jokowi y siendo el partido más votado, el PDI-P nominó al gobernador de Yakarta y completó su candidatura con Jusuf Kalla (JK), el que fuera vicepresidente de SBY durante la legislatura 2004-2009. A pesar de su vínculo con el Golkar (fue secretario general del partido), JK fue nominado como “externo” sin afiliación partidista. El PDI-P no necesitó negociar un candidato a vicepresidente con ningún partido ya que NasDem, el nuevo partido en el DPR (con un 6,3% de los escaños), le dio su apoyo incondicional a cambio de “nada”. La nominación de JK generó una fractura entre los votantes del Golkar que el líder del partido, Abdurizal Bakrie (Ical), intentó zanjar retirando la militancia a aquellos que apoyaran a Kalla, pero por lo que hemos visto por las calles, hay votantes del partido amarillo que, llevando la contraria a sus jefes de filas, apoyan la candidatura Jokowi-JK. Así pues, la pareja Joko Widodo-Jusuf Kalla cuenta con el apoyo de los siguientes partidos: el PDI-P, obviamente; NasDem; PKB; y Hanura. Alrededor de un 40% del total de votos de las legislativas.

La otra candidatura la encabezaría Prabowo Subianto, el líder de Gerindra y el único posible candidato que podía hacer sombra a Jokowi según las encuestas. A pesar de no ser el segundo partido más votado (lo era el Golkar), Prabowo sabía que su popularidad era muy superior a la de cualquiera de los otros posibles rivales de Jokowi, así que no estaba dispuesto a aceptar una posición de vicepresidente (como sí hizo en 2009 cuando formó ticket con Megawati Sukarnoputri del PDI-P). Gracias al apoyo del PAN, Prabowo pudo formar candidatura como presidenciable junto a Hatta Rajasa, el líder del PAN. A partir de ahí, el PKS y el PPP, los dos partidos más islamistas del espectro indonesio se unieron a la coalición. Todos ellos sumaban un 32% de los votos de las legislativas, pero faltaba saber el posicionamiento del Golkar y del PD. Abdurizal Bakrie intentó obtener “algo” a cambio de su apoyo a la candidatura Jokowi-JK, pero parece ser que el candidato del PDI-P no aceptó. Puede que Jokowi lo hiciera por principios, pero lo más probable es que lo hiciera porque la popularidad de Bakrie es muy baja y su incursión en la coalición tendría un impacto negativo. Así pues, el Golkar de Bakrie decidió apoyar a Prabowo, que seguramente sí le ofreciera “algo” a cambio. Sin embargo, su presencia en la campaña ha sido mínima debido a su poca popularidad a la que hacíamos referencia. Finalmente, el Partai Demokrat, que todavía no ha levantado cabeza después del mamporro político que sufrió el pasado mes de abril, ha decidido hace cosa de un par de semanas, romper su declarada neutralidad para apoyar también la candidatura Prabowo-Hatta que de esta forma contaría con el 57,66% de los votos en base a las legislativas.

Así, teniendo en cuenta la división en la intención de voto de los seguidores del Golkar y el PD y los apoyos de una y otra candidatura, la batalla de mañana (9 de julio) se presenta de lo más disputada. Y así lo indican las últimas encuestas.

Obviamente, como expatriados, los del Warung no podemos votar, y es responsabilidad de los ciudadanos indonesios escoger al que consideren que mejor les representa. Sin embargo, sí queremos dejar constancia de nuestras preferencias porque nos importa el país y, en cierto modo, nos sentimos parte de éste. Si pudiéramos votar mañana, los del Warung marcaríamos el 2 de la candidatura Jokowi-JK. Es probable que nuestros motivos no tengan mucho que ver con los que tienen los indonesios para defender una u otra candidatura, y lo más seguro es que a ellos, lo que pensemos nosotros les importe bien poco; pero bueno, son los nuestros y aquí los exponemos.

Principalmente, nos decantamos por la candidatura número 2 porque la consideramos la más fresca, la que desprende un mayor olor a cambio. En primer lugar, es la candidatura opuesta a una figura del Nuevo Orden de Suharto. Más allá de que Prabowo tenga todavía que rendir cuentas por su papel en el régimen como jefe de las fuerzas especiales del ejército, su sola presencia ya nos recuerda al Nuevo Orden, un período que para la salud política, social y cultural del país, debería quedar enterrado en el pasado. Asimismo, la candidatura de Jokowi huele a nuevo porque su forma de hacer política y de llegar a donde ha llegado es muy diferente a lo que los políticos del “establishment” indonesio nos tenían acostumbrados. Joko Widodo no es un magnate que hizo fortuna gracias a su proximidad al círculo Suhartiano. Se trata de un hombre de negocios (es vendedor de muebles) de Java Central que empezó a hacer política en el ámbito local y gracias a sus buenos resultados ha ido escalando, demasiado rápido tal vez, hacia lo más alto. En tercer lugar, la ascensión de Jokowi ha provocado un pequeño seísmo en su partido, el PDI-P, una institución que todavía desprende tufo a rancio. Jokowi ha obligado a Megawati Sukarnoputri a bajar del burro y a fijarse en las bases. Sin duda, ella sigue pintando, y mucho, pero desde ahora tendrá que tomar decisiones mirando también hacia abajo (y esperemos que los demás partidos tomen nota de ello también). Incluso la imagen de Jokowi se distancia de lo visto hasta hace bien poco. Su ya mítica camisa de cuadros está lejos de los uniformes partidistas de corte militar.

Seguramente, la frescura de la candidatura no sea lo que más importe a los ciudadanos indonesios, más preocupados por la rampante corrupción que sangra al país, por su economía, y por la defensa de su identidad nacional frente a la injerencia extranjera, pero la necesidad de renovación en Indonesia es urgente. Los políticos herederos de una forma de hacer política muy a la manera del Nuevo Orden están poniendo en peligro el futuro de la todavía frágil democracia indonesia (tiene 16 años) por no mirar hacia abajo y por creerse los dueños y señores del Estado y de lo público. La democracia indonesia tiene que evolucionar para poder atraer a sus ciudadanos y hacerles algo más partícipes. Jokowi no es la panacea, ni solucionará todos los males del país (ni él ni 200.000 Jokowis, seamos realistas), pero representa un pequeño rayo de esperanza para el cambio. Es por eso que nosotros mañana marcaríamos el 2.

Imagen: Jokowi marcando el número 2. Tomada de http://politik.news.viva.co.id/news/read/511705-elektabilitas-prabowo-terus-naik–ini-tanggapan-joko-widodo