La temática de esta primera entrada está especialmente marcada por la fecha de su publicación. El 23-F es un día que se presta a hablar de golpes de Estado. Uno de los episodios más turbulentos de la historia indonesia es el del alzamiento militar del 30 de setiembre de 1965, que provocó la subida al poder del General Suharto.
Como pasa en todos los golpes de Estado y demás alzamientos militares, las circunstancias que envuelven ese particular capítulo de la corta historia de la República de Indonesia no han sido nunca aclaradas. La noche del treinta de setiembre, un grupo de militares de rango medio secuestró y, posteriormente, asesinó a siete generales del ejército indonesio porque, según los militares alzados, éstos planeaban un golpe de Estado contra el Presidente Sukarno. Estos asesinatos generaron un gran incertidumbre entre las filas del ejército, lo que provocaba una situación de inestabilidad en el régimen de la Democracia Guiada de Sukarno ya que el estamento militar era uno de los dos pilares en los que se sostenía, junto con el Partido Comunista de Indonesia (PKI). Ante esta situación, el General Suharto, por aquellos entonces Jefe de la Reserva Estratégica del Ejército, aprovechó para pescar en rio revuelto y contratacó la sublevación erigiéndose como el salvador de la patria, lo que a la postre le sirvió para hacerse con los mandos del país al poco tiempo.
La versión oficial, aquella que el Nuevo Orden del General Suharto se encargó de defender durante los más de treinta años que duró, cuenta que el Partido Comunista de Indonesia estaba detrás del alzamiento ya que los militares que mataron a los generales eran del ala progresista y tenían contacto directo con el partido. Una versión que sirvió para acabar, literalmente, con el PKI y sus militantes, provocando una de las mayores matanzas de la breve historia del país. Al mismo tiempo, existen versiones que dicen que Suharto conocía las intenciones de los militares sublevados y que no hizo nada para evitarlo para así aprovecharse del caos que suscitaron los acontecimientos. Incluso, dado el contexto de Guerra Fría y teniendo en cuenta la reputación del sospechoso, existen fuentes que aseguran que los Estados Unidos tuvieron mucho que decir en el asunto.
Es probable que haya algo de verdad en cada una de las versiones (en algunas más que en otras). Por ejemplo, durante la Democracia Guiada de Sukarno, el PKI no veía reflejado en las cuotas de poder que Sukarno le otorgaba, el gran apoyo del que gozaba entre los ciudadanos, tenía más de tres millones de militantes y era el tercer partido comunista más grande por detrás del ruso y el chino. Visto que, a pesar de ser un partido mayoritario, tenía que compartir el poder con el ejército, no es para nada descartable que el partido tuviera ganas de controlar también el estamento militar. Ante esta situación, es también más que probable que los Estados Unidos reaccionaran y buscaran, de alguna manera, evitar tal avance. Esa manera era Suharto. Después de ver el trato dado al PKI por parte del Nuevo Orden, y el tiempo que Suharto estuvo en el poder en un contexto de Guerra Fría, la versión de la participación americana parece también sólida.
En cualquier caso, la maniobra de Suharto no le colocó directamente en el poder, pero la notoriedad que obtuvo con su actuación le permitió situarse como el principal candidato para suceder a Sukarno al frente del país. Algo más de un año después, y dada la inestabilidad en la que estaba sumida el régimen de la Democracia Guiada, Sukarno le cedió todos los poderes del Estado a Suharto.
La notoriedad que ciertos actores adquieren después de un golpe de Estado, tenga éxito o no, es algo que resulta interesante de observar. El caso de Suharto y los sucesos del 30 de setiembre, tal vez no sea un caso de los que se llama paradigmático, ya que si estuvo implicado, sin duda se salió con la suya y se hizo con el poder del Estado a través del golpe. Sin embargo, hay casos en los que un intento de golpe de Estado ha servido para colocar a un personaje en la primera línea de la política, lo que más adelante le ha permitido hacerse con el poder por la vía legal. Ahora mismo me vienen a la cabeza dos: el primero, el putsch en la cervecería de Múnich de Adolf Hitler en 1923; y el segundo, el intento de golpe de Estado de Hugo Chávez en 1992. Ninguno de los dos obtuvo el objetivo deseado en un primer momento, pero ambos lo lograrían más adelante gracias, en parte, a la popularidad obtenida a raíz de sendos intentos golpistas. Tal vez pudiéramos establecer una nueva tipología de golpes de Estado, los golpes indirectos, aunque para ello necesitaríamos de más casos.
Por último, podríamos ser un poco malos e introducir una subcategoría de golpes indirectos: aquellos que se montan de forma chapucera sabiendo que no van a tener éxito para reforzar la figura del Jefe de Estado. Ahora mismo no se me ocurre ningún ejemplo, ¿y a ustedes?
Imagen: Colección propia.
Algunas Fuentes Relacionadas:
Legge, J.D. (2003) (1ª ed. 1972): Sukarno. A Political Biography, Singapur, Archipelago Press
Roosa, John (2006): Pretext for mass murder, Madison, WI, The University of Wisconsin Press
Wardaya, Baskara (2006): Bung Karno Menggugat, Yogyakarta, Galangpress